Felicidad

Queremos ser felices y no sufrir. 
Pero qué es la felicidad y qué es el sufrimiento?

Quizás podamos empezar por identificar algunos momentos en los que me he sentido feliz o infeliz y ver si la felicidad es algo que se construye o es un lugar al que se llega. 
También  podemos observar algunos momentos en los que me he sentido infeliz, como si estuviera condenado a no ser feliz nunca jamás. 
Suena un poco dramático, cierto? Pero lo he pensado alguna vez?
He tenido esos pensamientos de ver la felicidad como una meta o incluso una meta bastante lejana o imposible de alcanzar?

En realidad no podemos asirnos a la felicidad y la mejor noticia es que tampoco al sufrimiento, debido a que todo es impermanente. Pero podemos  tener momentos de felicidad o infelicidad. 

El Dammaphada dice: “Somos lo que pensamos. 
Todo lo que somos surge con nuestros pensamientos. 
Con nuestros pensamientos construimos el mundo.
Habla o actúa con mente impura 
y los problemas te seguirán 
como sigue la carreta al buey ensimismado. 
Habla o actúa con una mente pura 
y la felicidad te seguirá 
como tu misma sombra, inseparable”. 
Pero qué significa una mente pura o una mente impura?

Podemos estar conscientes de nuestros estados mentales? 
Puedo saber qué es lo que estoy pensando o de dónde surgen esos pensamientos? 
Puedo distinguir que mis  emociones, reacciones, estados de ánimo, están ligados a mis pensamientos, que tiendo a repetir una y otra vez como un hábito recurrente? 

Pienso, siento y luego actúo en concordancia a como me siento, ya sea de manera impulsiva, desde la reactividad o de forma creativa.
Entonces puedo elegir mis pensamientos?
De qué esta llena nuestra mente?

Así como elegimos nuestros alimentos y estos pueden ser ricos de nutrientes y ayudar a mi desarrollo, puedo elegir alimentos chatarra, que afecten mi salud física. 
Bueno, pues del mismo modo alimentamos nuestra mente. Empezando por la puerta de los sentidos, por lo que consumimos, por nuestras relaciones, por lo que hacemos día a día.
 
Quizás sea útil empezar a hacer una pausa durante el día, para únicamente observar cómo me siento en ese momento. Una pausa para respirar y practicar la receptividad.
Tengo ansiedad, angustia, calma o contento? por ejemplo y luego poner atención en aquello que estaba pensando, que me llevó a ese sentimiento, sensación o estado de ánimo. 
Recordar si tuve alguna conversación con alguien, si tengo miedo a algo, si me siento vulnerable o molesto, si tengo deseos neuróticos por consumir comida, ropa, televisión, internet o alguna sustancia intoxicante o medicamentos relajantes, etc... 
Observo con atención y detenimiento cada evento del día y veo si eso tiene algún efecto en mi pensamiento y por ende en cómo me siento. 

Al darme ese espacio para aquietar la mente y darme cuenta de todo lo que me está sucediendo, activaré mi atención plena y con ello, podré hacerme consciente de dónde vienen mis emociones. 

Puedo elegir qué consumo, qué escucho, que leo, qué hago con mi tiempo y darme cuenta de que éso tiene un efecto en mis pensamientos y por ende en mis emociones, en mis reacciones. 
Así que puedo elegir tener más momentos de tranquilidad y contento. Cierto?
Entonces, quizás, éste sea el principio de la felicidad. Experimentar ese instante en plenitud, con plena atención a tú experiencia. 

Hacer una pausa en el día, puede tener un resultado extraordinario de acompañamiento momento a momento y con ello un atisbo de felicidad, por lo que sea que dure La vida, al menos en este espacio de tiempo.